2.4.11

Hoy: 'La cultura más grande de todos los tiempos, manifiesto a favor del fútbol' por Enrique Cuervas Barba

Cuantas veces se habrá planteado entre los muros de esta casa la pregunta, la queja: ¿Pero, otra vez fútbol? Pues sí, otra vez fútbol. 
No me gustó este deporte hasta que cumplí doce años más o menos, me hice del Barcelona; creo que en la última temporada de Kluivert, cuando pateaba el balón como en los golpes de castigo del Seis Naciones. Recuerdo también empezar a ver jugadores como Cocu, incluso Reiziger, Giovanni, Gabri, Rüstu... No sé si militaron todos juntos alguna vez, porque tengo vagos recuerdos; lo único que sé es que me empezó a gustar este deporte; el deporte en general.
¿Sabéis una de esas modas que no sigues pero que al final acabas por sucumbir? Fue algo así; a toda mi familia le gustaba el fútbol, mi hermano imitaba a Ronaldo con una pelota pequeña de 'Star Wars' en el patio de casa y mis amigos jugaban al fútbol en el colegio; claro que yo siempre o de portero o a los tazos. 
Me hice del Barça quizá porque mi padre lo era, como mi hermano. Y eso que era un equipo que no estaba acostumbrado a ganar por aquellos tiempos. El Real Madrid lo ganaba todo, fácil hubiese sido hacerse de los blancos en la época de Zidane, Becks, Roberto Carlos, Helguera, Raúl, Guti, Morientes, Hierro, Redondo...
Me acostumbré a las derrotas y me hice del equipo pequeño de los grandes. Aprendí lo doloroso que es perder en el Mundial de Korea, con el árbitro como protagonista. Allí es cuando también empecé a sentir un poco de ese orgullo patrio que caracteriza a los seguidores de la selección española de fútbol. Recuerdo que ese día estaba en el camping de veraneo y que la paella después de la derrota no me sintió nada bien, me repitió; sabía a pólvora, a derrota, a tierra embarrada.
Fui creciendo y encima mi equipo empezaba a ganar, me empezaron a interesar los diarios deportivos y el tema del periodismo, sobretodo el deportivo. Empecé a ponerme en el 'cole' de defensa y empecé a obsesionarme con jugadores como Puyol, Maldini, Materazzi o Costacurta. Me compré mi primera camiseta de fútbol, la de la selección italiana con Materazzi a la espalda y me empezó a apasionar todo lo relacionado con el llamado 'deporte rey'.
Conocí a gente que me contaba historias curiosas del mundo del deporte, visité y visito campos que te aportan experiencias nuevas que te afectan como persona y como profesional de la comunicación y empecé a saber aplacar mi forofismo por el Barça y por la selección.
A todo esto; ¿Aún existe algún tipo de duda de si el fútbol es, o no, cultura? Hay gente que defiende la teoría de los individuos corriendo detrás de un esférico, otra defiende la teoría de 22 hombres vestidos con pantalón corto y otros la teoría de que es el opio del pueblo.
Hace unos siglos, triunfaba el teatro de corral, los corrales de comedias; las compañías teatrales recorrían media España para representar obras de Lorca. ¿Qué tiene esto distinto del fútbol? ¿Es una cultura de masas más culta que este deporte? Existen unos actores/jugadores, unas compañías/equipos, un autor/entrenador y un público, que es lo único que no cambia. ¿Porqué se asocia el fútbol a la negación de la cultura, a la negación de valores? ¿Tiene más 'glamour' o tiene más sentido elitista una obra en el Teatro Nacional que un Barça-ManU? ¿Tiene más sentido artístico un soneto recitado que una pared bien perfecta en la medular del terreno de juego? ¿Acaso no son dos formas de representar poesía? 
A mi, que me perdonen, pero tampoco voy a pasar por alto los comentarios del típico listillo que dice: 'Los jugadores cobran muchísimo dinero, deberían donarlo, deberían ser más humildes, el fútbol es capitalista'. Vayamos por partes, el fútbol da lo que genera, TODO da lo que genera; si yo veo un partido de pago, si yo compro una camiseta o si yo compro unas botas de 'x' marca estoy ayudando a Leo Messi a que se compre un pin; eso es así. Dejemos entonces de comprar todos estos artículos deportivos, o de moda; ¿porqué? Acaso no vivimos en un mundo capitalista; ¿donarías tú todo tu dinero a una asociación benéfica por el hecho de tener mucho? Eres un futbolista, eres un trabajador con suerte, cierto, pero no dejas de ser un trabajador. Nadie mira las categorías por debajo de Primera División; jugadores del Rayo Vallecano que hace un año que no cobran; jugadores del Terrassa FC que se encierran las navidades de la temporada pasada también por falta de pagos. También es un mundo duro, no todo es color de rosa.
Ahora es cuando viene el anti-fútbol y te sigue diciendo que el balonpié es un deporte de 'paletos', que España es un país de pandereta. El fútbol forma parte de una historia centenaria; una historia que engloba muchas más subhistorias encauzadas en la tez de la dermis futbolística. El fútbol mueve masas, mueve capital, mueve compañías, equipos, títulos, alegrías, decepciones; al fin y al cabo; vida. ¿No es eso cultura? ¿No dice la RAE que cultura es un modo de vida o costumbres de desarrollo artístico?
También dice, gente, que se dedica demasiado tiempo al fútbol en los informativos, que deberían de hablar más de otras cosas; son la misma gente que se quejó el día que cambiaron CNN por GH 24 Horas y no habían visto CNN más que para hacer zapping con el mando. Utilizan argumentos débiles contra el fuerte oleaje del fútbol.
Sin fútbol, surgiría un sucedáneo. Sin fútbol, la categoría de opio del pueblo pasaría a estar ocupada por otro bien de interés cultural; baloncesto. ¿Y sin deporte? Entonces le echaríamos la culpa de nuestros males al Teatro, al séptimo arte o la lucha libre grecoromana.
Es cierto que el fútbol también incorpora cosas malas: insultos en los campos, racismo, juego sucio, violencia... ¿A caso la vida no incorpora dichos problemas? El fútbol te enseña compañerismo, el fútbol te enseña a seguir adelante sin miedo al mañana.
Cultura o no, el fútbol es un modo de vida. Opio o no, el fútbol mueve pasiones y sentimientos. Amor por la camiseta de tu club, dolor si eliminan a tu equipo, placer al ganar un clásico, impotencia si el rival te gana en posesión, cariño si tu padre te lleva al campo, solidaridad cuando ves que tus ídolos te abrazan o se hacen una foto contigo, poesía si dos paredes seguidas salen bien, amistad si ves un pase de gol, gozo al ver un pasillo o una vuelta olímpica, pánico si te hacen un poste, arte si ves un par de regates bien elucubrados, injusticia si el árbitro te roba el partido...
Por eso, por eso y por millones de cosas más, el fútbol es la cultura más grande de todos los tiempos. 
Y, huyendo de temas políticos e ideológicos, instruye a tu hijo para que vea, para que juegue o para que sienta el fútbol. Lo agradecerás.

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