22.3.11

Hoy: 'Clos de l'Obac 1995' de Costers del Siurana y cómo catarlo.

Tipo de producto: Vino tinto.

Género: Denominación de Origen del Priorat.

Público: Evidentemente mayores de 18 años.

Título de la obra y datos principales: 'Clos de l'Obac 1995' de Costers del Siurana; vino tinto tarraconense de 13,5 grados.

Autor: Costers del Siurana. Bodegas tarraconenses con Carles Pastrana y Mariona Jarque a la cabeza que se encargan de los vinos 'Clos de l'Obac', 'Dolç de l'Obac' etc.

Motivaciones: Si te gustan los vinos cálidos, aptos para la comida, es tu vino; asequible en cuanto a precio y buena relación con la calidad final del producto. El regalo perfecto y, a la vez, el capricho ídem.

Lo mejor/Lo peor: Lo mejor; su aroma fresco, frutoso, mineral; casi como confitura, sabroso y cálido. Lo peor; quizá que en la boca se note, a veces demasiado, ese gusto a madera fina; su sabor persistente hace perder el gusto a algunos alimentos que vengan después.

Innovación: Vino que sigue la tradición de la Denominación de Origen del Priorat con vinos color cereza granate y aromas potentes. Vinos que no se salen de la dicotomía afrutada que tantos años nos han ofrecido.

Lugares donde podemos adquirir el producto: En diferentes portales Web, en las bodegas de Manyetes; Gratallops (Tarragona) o en tus mejores tiendas de confianza en cuanto a vinos se refiere (en Terrassa; Barcelona, Cugo Motri S.L.).

Batalla por el mejor precio: El vino oscila de los 25 a los 80 euros depende del sitio y depende de si lo compras a precio de mercado o a precio de coste (precio de mercado 10, 20 euros, precio de coste igual 50 o 60). Mejor lleva en la cartera un billete de 100 y que pase lo que tenga que pasar.

Valoración Final: La nota final es de 8,5; notable alto rozando el 9. Un vino de color cereza granate y capa media, de aroma fresco (no como el dulce, que huele a pasa y tinta), frutoso, mineral y confitura como hemos comentado antes. La boca adquiere connotaciones de maderas finas, vino sabroso, cálido y persistente.

EXTRA CATA; LOS PRINCIPIOS DE LA CATA DE UN 'CLOS DE L'OBAC 1995'

Todo ese ritual de olfatear, remover y escupir que envuelve a los catadores profesionales es más que una mera exhibición; con ello se puede realzar enormemente la apreciación de cualquier vino

En una cata, nunca llenes toda la copa ya que se va a necesitar espacio para remover el vino. La medida óptima suele ser un tercio de la capacidad del envase. 
En primer lugar, mira el vino sosteniendo la copa contra la luz del día u otra fuente de luz. ¿Es claro o turbio? ¿Contiene sedimento u otro material sólido? En el caso de los vinos tintos, en nuestro caso, inclina la copa contra una superficie blanca para observar el color del líquido en su borde. Los vinos más añejos se oscurecen al llegar al borde: el rojo vivo se transforma o bien en forma de marrón otoñal o bien en forma de marrón tostado.
Ahora agita la copa con energía, puedes posarla en la mesa, sujetar la base con un par o tres de dedos y agitarla circularmente o puedes menearla cogiéndola suavemente de forma corriente. El objetivo de este movimiento es activar los componentes aromáticos del vino, de modo que luego acercaremos la nariz y apreciaremos con calidad su fragancia.
Cuando llegue el momento de oler el vino, inclina la copa hacia la cara e introduce levemente la nariz en ella por el lado más bajo. La cabeza tiene que guardar una ligera inclinación hacia la copa, que estará en un ángulo de unos 45 grados de aquella aproximadamente. Inhala suavemente durante 4 o 5 segundos. El olfateo del vino revelará bastantes datos sobre sus orígenes y elaboración; si quieres repetir el proceso puedes, aunque no más de dos o tres veces ya que el sentido del olfato se neutraliza con demasiada rapidez.
Ahora viene la parte más delicada, probar el vino. El vino debe llegar a todas las partes de la boca con delicadeza. La punta de la lengua recibirá el dulzor, un poco más atrás se notará la parte salada del líquido. La acidez o el sabor agrio se notan en los lados de la lengua, mientras que el amargor se percibe atrás del todo. Por eso hay que intentar que el vino llegue a todos los rincones de nuestra cavidad bucal.
Si tomas algo de aire mientras mantienes el vino en la boca te ayudará a potenciar al máximo el gusto del producto. Para evitar que éste se derrame, coloca la cabeza en posición erguida. Con los labios entreabiertos (menos de medio centímetro) toma una pequeña cantidad de aire. No necesitas abrirlos mucho, pero si aspirar rápidamente. De esta forma el sabor del vino se transmite al mismo tiempo por las vías nasales y la lengua, de forma que la sensación es más intensa.
Una vez llegados a este punto; ¿Qué sensaciones te transmite el vino? ¿Te gusta o no? ¿Qué te parece según lo vas pasando por los diferentes recovecos de tu boca?
Cuando hayas saboreado todo el vino que tenías en la boca pues tragarlo o, si se ha calentado o estás haciendo una cata profesional, puedes escupirlo en una servilleta apta para este tipo de actos (a poder ser una servilleta de tela, como de restaurante).
Hay cinco elementos principales que hay que tener en cuenta en la cata de un vino, en nuestro caso de un 'Clos de l'Obac 1995': la dualidad sequedad/dulzor, la acidez, el tanino (un vino áspero o un vino suave), el gusto a madera y la fruta.
Acabaremos por saber a qué temperatura deberemos tener nuestro 'Clos de l'Obac 1995' para catarlo y qué copas son las más adecuadas para dicha actividad.
Nuestro vino deberá conservarse, aunque parezca una tontería, en lugar fresco y seco; como es tinto la temperatura ambiente ya será suficiente para mantenerlo; pero no muy cerca de un radiador (el sabor se puede volver terroso) y, si se desea, se puede colocar en el frigorífico una hora antes de ser ingerido. Es recomendable dejar respirar al vino antes de ser consumido. Vierte el vino en un decantador o en una jarra una media hora antes de servirlo. Si te limitas a extraer el corcho no conseguirás nada, porque sólo está en contacto con el aire el líquido del cuello de la botella y debes recordar que el vino se desarrolla en la copa mientras lo bebemos lentamente.
El sacacorchos que usaremos puede ser de dos tipos, de espiral o de palanca. El de espiral, el más común, tiene un inconveniente; hay que vigilar de no traspasar el corcho por abajo ya que pueden caer trozos de sedimento en el líquido vínico. Una vez abierto con todas las medidas tomadas verter con suavidad.
Y para finalizar, hablemos de la copa óptima para hacer la degustación: Busca una copa transparente, redonda, ancha y profunda, que se estreche significativamente en la boca. En estas copas se liberan con más generosidad los componentes aromáticos del vino por dos razones, principalmente: por su redondez, que permite agitar el líquido con mayor seguridad que en una copa demasiado angosta y por su estrecha abertura, que canaliza las esencias del vino a la nariz ya que las aberturas dispersan más el aroma al aire.




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